Puente del Tercer Milenio

Zaragoza

Con objeto de conectar las calles Pablo Ruiz Picasso y Pablo Gargallo en Zaragoza, el consistorio de la capital maña encargó a Arenas&Asociados la concepción de un puente que cruzara el Ebro y conectara a través de dichas calles los barrios del Actur y La Almozara.

Enmarcado dentro de las obras de acondicionamiento del meandro de Ranillas para albergar la Expo del Agua, se diseñó un gran puente arco atirantado por su tablero de 216 m de luz entre apoyos; el mayor arco atirantado en hormigón del mundo.

Su construcción, totalmente en hormigón blanco de alta resistencia, supuso una gran novedad tecnológica, convirtiendo al puente en un símbolo de la moderna Zaragoza que ha quedado tras la Exposición Internacional de 2008.

Puente arco de tablero inferior, permite cruzar de un salto, con total limpieza, el cauce del río Ebro. Perteneciente a la tipología de arcos atirantados por el tablero, descansa en cuatro apoyos verticales distanciados entre sí 216 metros en sentido longitudinal y 48 metros en dirección transversal. Su arco, central, nace y muere en los vértices de sendos pórticos triangulares, que en ambos extremos del puente, actúan para conductores, ciclistas y paseantes como auténticas puertas de acceso al mismo. Diseño de originalidad absoluta, resulta de la evolución natural de la tipología de puentes inaugurada por Juan José Arenas con el Puente de la Barqueta, construido en Sevilla sobre el Guadalquivir, para dar acceso al recinto de la Exposición Universal del año 1992.

Barqueta, supuso hace dos décadas un diseño de enorme originalidad en el panorama mundial de puentes de acero. Es una estructura cuyas dimensiones entre ejes de apoyo son de 168 x 30 metros, del todo modestas al lado de los 216 x 48 metros que exige el puente de Zaragoza.

El Puente del Tercer Milenio, no constituye para nada una repetición del puente de Sevilla sino que, lógicamente, supone un avance considerable respecto de él en muchas direcciones. El hormigón del puente de Zaragoza, bastante más pesado que el acero, constituye una clara mejora de la amortiguación dinámica frente a vibraciones producidas por el tráfico. Aunque quizá, la razón de mayor peso para su empleo sea la económica, pues hemos podido estimar, que pese a sus mayores dificultades constructivas, el costo del arco elevado de hormigón puede significar la mitad del de un arco de acero.

La anchura del puente en su volar sobre el Ebro, de hasta 43 m, transmite una gran sensación de estabilidad, de aplomo, y una enorme riqueza de volumen tridimensional. El aspecto global de la sección transversal tipo del puente de Zaragoza, es un trapecio limitado por planos inclinados de hormigón, con algo de proas frente al viento, y con un intradós de perfil circular que produce una ley de cantos suavemente creciente desde ambos bordes laterales hasta el eje del puente, que da lugar a una figura de gran interés geométrico, rítmica, con un sentido de máxima suavidad y de total integración formal.

Además, los ensanches laterales de aceras en forma de cartabones, que actúan como pedestales de los pies inclinados de los pórticos de entrada, suponen ampliaciones para servir a los paseantes como zonas de reposo desde las que contemplar el río y confieren al puente de Zaragoza una personalidad única. Para los peatones, y dadas las duras condiciones climáticas de la capital de Aragón, planteamos sendas galerías laterales acristaladas, componiendo tubos transparentes que ofrecen a los peatones un paso a cubierto de la lluvia y protegido del viento, pero también un lugar donde la gente pueda sentarse y en los meses fríos, al sol de la mañana o de la tarde, pero cubiertos del cierzo, contemplar el río.

El hormigón blanco de altas prestaciones empleado en el arco, con una resistencia característica a compresión de 75 MPa, confiere a la estructura una calidad visual única y muy importante para que el arco flotante conserve a lo largo del tiempo esa pátina de nobleza marmórea que tiene el hormigón blanco, incluso oscurecido por la atmósfera y los humos del tráfico, a los cuales resiste mucho mejor que el hormigón convencional con el paso del tiempo.